A diario estamos expuestas a contaminantes, rayos solares, cambios hormonales y otros factores como sudoración y grasa, que maltratan el rostro, lo llenan de impurezas, le restan suavidad y en algunos casos lo irritan. De ahí la importancia de la limpieza del cutis para eliminar las impurezas, refrescar y proteger la piel.
Después de una exfoliación, la piel queda preparada para que reciba cualquier tipo de tratamiento. Una vez limpia, puede absorber mejor las cremas que se apliquen.
Por lo tanto, la exfoliación nos servirá para eliminar impurezas, promover la renovación celular, activar la microcirculación de la sangre, mejorar la luminosidad y suavizar la piel del rostro.
Esta crema exfoliante es una base hidratante de aceite de almendras con aceite esencial de limón.
El AAEE de limón es un aceite es blanqueador, astringente (se lo incluye en las fórmulas de las cremas de limpieza y contra el acné, espinillas, verrugas o granos. Revitaliza la piel, con efecto antiarrugas.
El efecto exfoliante lo aporta un polvo muy fino de hueso de aceituna de la Provenza.
El modo de empleo consiste en humedecer con agua templada el cutis, coger una porción de crema exfoliante y masajear todo el rostro, insistiendo en las zonas mas problemáticas. Posteriormente enjuagamos con agua tibia y secamos.
Al tratarse de una crema no es imprescindible hidratar posteriormente, ya que la misma crema hidratante deja la piel nutrida.